El vino de Oporto es un vino excepcional y con un carácter histórico, se trata de uno de los grandes vinos clásicos de Europa. Este producto, clave para la economía nacional portuguesa y con un importante valor simbólico, se elabora desde hace casi dos milenios en el Valle del Douro, región que, en 1756, se convirtió en la primera área vitivinícola del mundo legalmente demarcada. El vino de Oporto comenzó a hacerse popular en 1678, cuando el vino francés era escaso o prácticamente inexistente en Gran Bretaña debido a la Guerra que estalló entre ambos países. En ese momento Inglaterra recurre a Portugal, con quien tenía una alianza comercial fuerte y dinámica gracias al tratado de Windsor firmado en 1386, para exportar vino. En el S. XVII surge la idea de añadir alcohol al vino para parar su fermentación y evitar que se estropeara en los largos viajes en barco. Tal es el éxito de este producto en Gran Bretaña que varias casas vinícolas de origen británico se establecen en el país luso y en el S.XVIII llegan a ostentar un monopolio en su producción que dura hasta la Fundación de la Companhia Velha.
El vino de Oporto es un vino fortificado. Estos vinos se caracterizan por la adición de alcohol vínico para paralizar la fermentación (apagamiento) y en el caso del vino de Oporto es también característica la mezcla de vinos y el envejecimiento. Para el apagamiento se usa aguardiente neutro de 77%, del que se añade hasta un máximo de 110 litros por pipa (nombre de las barricas utilizadas) de 550 litros, interrumpiendo de este modo el proceso y consiguiendo que el azúcar que no se transforma en alcohol permanezca en el vino. Este proceso le otorga por una parte, su característico sabor dulce y por otra, un mayor grado alcohólico (generalmente comprendido entre los 19% y 22º%). El Intituto de Vinho do Porto (IVP), la entidad reguladora de los vinos de Oporto, debe aprobar el aguardiente que va a ser añadido al vino, extendiendo un certificado oficial para el producto. Una vez añadido el aguardiente el vino se añeja en las pipas (barricas de roble viejas). Hasta 1986 era obligatorio que este proceso se llevara a cabo en la localidad de Vila Nova de Gaia, frente a la ciudad de Oporto, hoy en día está permitido envejecer los vinos en la misma zona de producción.
El vino de Oporto debe sus características distintivas al clima, suelo y tipo de uva de la región en la que es producido; así como a la tradición. Se utilizan más de 50 variedades de uva tinta para su elaboración, pero la principal, es la Touriga Nacional, de bayas pequeñas de piel gruesa que produce vinos oscuros y concentrados y aporta profundidad, volumen y longevidad al producto final. Además, el vino de Oporto, al ser un vino generoso, con un alto potencial de envejecimiento y gran longevidad, permite diferentes formas y periodos de añejamiento que dan lugar una amplia gama de estilos, haciendo de este un producto versátil y variado, de aromas y sabores ricos e intensos y con un gran abanico de dulzores y colores. El vino de Oporto puede ser muy dulce, dulce, semi seco, o extra seco, según el momento en el que se interrumpa la fermentación; y su color puede variar ente el retinto y el dorado claro, siendo posible todos los tonos intermedios (tinto, tinto-dorado, dorado y dorado claro), dependiendo de la uva y el envejecimiento, que también marca las distintas calidades.
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